Los resultados en el estado sureño provocan el abandono de Jeb Bush y evidencian la fortaleza de Trump. La demócrata frena en Nevada a Sanders al grito de “Sí se puede”
Donald Trump no ha dejado de sacudir el panorama político nacional desde que se dejara caer en la extensa lista de candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos. Contra todos los pronósticos y sorprendiendo a propios y extraños, Trump se ha convertido en el favorito para liderar a los republicanos en la carrera hacia la Casa Blanca con un discurso populista, atacando ferozmente a la inmigración y ridiculizando a todos sus rivales. En Carolina del Sur, el magnate dejó de ser un mal sueño para el establishment del partido y confirmó lo que las encuestas y los resultados en Iowa y Nuevo Hampshire apuntaban: Trump va en serio y sus posibilidades de victoria son más reales que nunca.
La goleada de Trump en Carolina del Sur demuestra que el boom mediático del magnate es más que una moda y que su discurso, por increíble que pueda parecer, se está convirtiendo en el favorito para unas bases cada vez más fracturadas y enfrentadas al establishment republicano. Prueba de ello es la retirada de Jeb Bush de la carrera electoral pese a contar con el apoyo de las grandes estructuras del partido y de disponer de más de cien millones de dólares para su campaña. Bush se ha estrellado estrepitosamente allí donde su padre y su hermano barrieron –apenas ha contado con el 8% de los apoyos tras gastarse casi catorce millones de dólares-. Así, Jeb Bush ya forma parte de la historia de unas primarias en las que será recordado por su famoso y solitario “please clap”.
La goleada de Trump en Carolina del Sur demuestra que el boom mediático del magnate es más que una moda y que su discurso, por increíble que pueda parecer, se está convirtiendo en el favorito para unas bases cada vez más fracturadas y enfrentadas al establishment republicano. Prueba de ello es la retirada de Jeb Bush de la carrera electoral pese a contar con el apoyo de las grandes estructuras del partido y de disponer de más de cien millones de dólares para su campaña. Bush se ha estrellado estrepitosamente allí donde su padre y su hermano barrieron –apenas ha contado con el 8% de los apoyos tras gastarse casi catorce millones de dólares-. Así, Jeb Bush ya forma parte de la historia de unas primarias en las que será recordado por su famoso y solitario “please clap”.
La historia dice que en seis de las últimas siete primarias republicanas, el ganador en Carolina del Sur acababa proclamándose vencedor. Y el magnate que quiere prohibir la entrada de musulmanes a EEUU y que elogia a Putin lo ha conseguido. Trump se ha impuesto con una diferencia de más del 10% sobre sus dos inmediatos perseguidores, Marco Rubio y Ted Cruz, provocando la implosión en el partido. Ahora, queda por ver quién de los dos recoge el testigo para convertirse en la alternativa conservadora apoyada por el partido a un Donald Trump que crece a pasos agigantados. El segundo puesto de Rubio en Carolina del Sur le sitúa como favorito, pese no haber ganado ninguno de los tres estados disputados hasta ahora. Sin embargo, si algo nos están enseñando estas inusuales primarias es que todas las predicciones a largo plazo están resultando fallidas. La batalla –y la diversión- están aseguradas.
"Sí se puede"
En el partido demócrata, Hillary Clinton ha logrado la victoria en Nevada superando a Sanders por 6 puntos, 53%-47%. Tras el revolcón en Nuevo Hampshire, Clinton y Sanders se volvían a enfrentar en un estado multicultural, es decir, en un escenario teóricamente favorable para la exsecretaria de Estado. El senador por Vermont no ha logrado conseguir el apoyo de las minorías ni del gran centro urbano de Nevada, el condado de Clark, donde se concentra el 70% de la población y donde Clinton se ha impuesto por un incontestable 55-45. Sin embargo, Sanders ha ganado con mucha autoridad en las zonas rurales que abrazaron a Obama en 2008.
Los fans de Hillary utilizaron el eslogan de Obama en 2008 de “sí se puede” –y que tan de moda se ha puesto en España en los últimos años- para jalear a su candidata a las puertas de los casinos. La fuerza de Clinton en Nevada tiene su base en el apoyo masivo de la comunidad afroamericana (76-24 frente a Sanders) y en años de campañas, relación con los latinos y los sindicatos. Su victoria le permite afrontar la próxima jornada electoral en Carolina del Sur –donde también es favorita- y el Supermartes con mayor confianza y tranquilidad.
Sin embargo, no todo han sido malas noticias para Bernie Sanders. El resultado ajustado en Nevada contrasta con las expectativas de hace apenas unos meses, que pronosticaban una victoria mucho más amplia de Clinton en un estado clave para ella. Sanders ha conseguido un resultado meritorio en un contexto desfavorable y así puede venderlo durante los próximos días de campaña. Hasta ahora, Sanders ha ganado entre la población joven, blanca y con bajos ingresos pero se ve superado entre las minorías, la población negra y latina. Su buena campaña le ha hecho ser muy competitivo en los tres primeros estados en disputa, y si consigue un mayor apoyo entre estos grupos, podría dar la sorpresa. Sus vídeos promocionales buscan este objetivo.